Cuando era niña, yo quería ser perfecta para todos, especialmente para mi mamá; la verdad no me gustaba mucho el sentir esa presión, pero quería ser buena y aceptada para todos. El punto es, que crecería y evitar los malos comentarios hacia mi o tener al mundo como color rosa no duraria siempre. Las películas y cuentos no eran para nada a lo que muchos como yo, enfrentaríamos.
Hace unos días solo leí una parte de un libro sobre cómo encontrar la felicidad, (me desvíe del tema, pero es algo que quiero comentar), decía que nosotros guardamos aveces pequeñas palabras o sucesos que ocurrieron ya hace mucho tiempo, o tal vez poco, pero nos siguen afectando sin saber que lo hacen, provocándo un desequilibrio en nuestra vida, traumas o pensamientos. Entonces decía que recordará eso, y de inmediato se me vino a la mente los comentarios de mi familia, amigos, “Ella era diferente, era una niña buena, atenta, ahorradora, le gustaba ser alegre, buenas notas, buena amiga, chistosa”, pero mis padres hace poco comentaron, “Espero que sea la de antes”, “Así podrá volver” es lo que entendí con otras palabras menos formales. Entonces me hice una pregunta rara, ¿Por que extrañar a la antigua yo, acaso debo ser siempre la misma por más que la vida y mis decisiones sean ya totalmente distintas?. Mi respuesta fue, NO. No puedo torturarme más complaciendo a la gente, a mis padres por más amor que les tenga, se que ellos también han atravesado o atraviesan cómo otras personas y seres queridos, el dolor o incertidumbre de varios factores, que nos cambian, que nos hacen sentir un dolorcito en el pecho y entrar a un lugar donde nadie vea y soltar todo lo que eso nos lastima. Tal vez nadie lo dice, pero en mi caso me gusto mucho la observación de mi cuñada, (estoy viviendo con ella por un tiempo), ¿Estás enojada?, tú expresión cambio, tienes las mejillas rojas y la frente igual, como si lo estuvieras. Pensé “Al menos ella se da cuenta que lo hago cuando estoy triste o pensativa”, le explique un poco que la verdad estaba triste y unas cosas más.
Nunca me había recordado a mi misma con esa expresión, yo suelo tener un semblante algo común aveces, pero cuando me siento no se, triste mi semblante cambia y lo rojizo de mi cara se empieza a envolver en las mejillas y frente.
Cabe decir que muchas veces si siento enojo, pero no con las personas, si no, conmigo misma. Al cargar peso de tanto pensamiento y culpa.
Tal vez, en unos días pueda escribir algo motivador sin sentir que escribo solo para desahogarme de las penas, que al decir en verdad, me ayuda bastante.