Cuando mis padres hablaban de divorcio, por una pelea fuerte, yo lloraba sin agotarme, pensé qué tal vez por eso no lo hacían, tenía dudas enormes, pero ellos me las respondían dándome lecciones. Mi mamá una vez me dijo, “No necesito separarme y estar con un señor qué tal vez si se preocupe por mi al principio, pero él querrá sexo, puede que sea buena persona, pero que dirán ustedes al tener en mente que su madre tiene sexo con otra persona, tampoco sabré si despreciará a mis hijos o intentará abusar de ellos. Y en una ocasión mi papá se quedó muy enojado con lo que le dijo mi papá, “Eres un mal esposo, pero eres un gran padre”, pero mi mamá después dijo qué tal vez no eran las palabras correctas, pero así como era un mal esposo, ella también lo era, pero también aveces eran malos padres juntos. Mi papá decía “Estar con una mujer para tener sexo y serle infiel constantemente a tú madre por que me dio la gana, o por que ella no es joven, me hará perder todo por una calentura, especialmente la confianza y a ustedes. Ellos siempre mencionan sus 9 años de novios y el tiempo que esperaron para concebir a mi hermano, no por ideas o religión, si no por que sabían que no todo siempre sería sexo y amor, algunas veces ellos perderían el amor de antes, lo mencionaron muchas veces, pero hasta la fecha ellos con todo y sus errores, siento que se aman, por que lo hacen ver cuando salen o bromean o se dan un beso y todos decimos “Asco”, pero eso me enseñó y mi mamá lo dijo “El matrimonio no es un juego, ahora piensan que pueden separarme o engañar fácilmente, van rodando sufriendo y arrastran a sus hijos”. Y eso me ayuda mucho a pensar que no quiero involucrar mis temores ni mis tal vez futuros hijos a decisiones que puedo cambiar si hago las cosas bien cuando conozca a la persona correcta si es que la hay para mi.
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La gota que faltaba para derramar el vaso.
Muchas veces decidimos esta vieja frase, “La gota que faltaba para derramar el vaso”, (tal vez la digan con otras palabras), pero yo así la recuerdo. Y es que parece hasta una película de desgracia que narra nuestras gotas hasta llenar el vaso y derramarlo.
Es así como mi pequeña gota derramó tanta agua por 18 años, pero yo la empecé a contar cuando tenía 11 años.
La verdad es que yo era feliz, no me importaba si tenía un pequeño problema en mi, solo notaba la indiferencia de los niños en el preescolar, los apodos graciosos de familia, pero a mi no me importaba, yo tenía bastante energía para hacer lo que quisiera, era inteligente, buena hija, no tenía amigas o amigos o noviazgos de niñez, pero no me importaba, yo tenía la mente y el tiempo muy ocupado para llorar por eso.
Mi mamá decide cambiarme de escuela el ultimo año, yo quería complacer a mi mamá, ser su orgullo y yo tenía mucho potencial. Me gane el primer lugar, tenia puro 10 en todo, pero siempre llegaba a mi casa llorando o triste, no tenía amigos, las niñas decían que era una nerd, que era la consentida de la maestra, solo me hablaban para burlase de mi inocencia de 11, tenían novios, vestían como niñas rebeldes, niñas con la edad de descubrir, los niños me decían apodos, me golpeaban, una vez un niño me tiro una garra mojada en la cabeza , desde ahí empezó mi llanto. Las niñas inventaban chismes de mi, mientras yo hacía mis trabajos, me los pedían y yo les decía que me costó y si yo no lo quería pasar , ellas aventaban el cuaderno y me decían ya no lo queremos. Ahí empecé a notar mi temblor, empecé a odiarlo, a envidiarlas, aveces les preguntaba que se siente no temblar?, ellas me decían normal y yo me decía claro no soy normal.
Entre a la secundaria y se me quedo todo claro, no seas nerd, has amigas, por suerte conocí amigas buenas y a de paso una excelente mejor amiga. Pero yo empezaba a empeorar, me gustaba alguien, mi cuerpo estaba desarrollándose y yo temblaba más sin parar, creían que yo lo provocaba.
Después de tantos intentos, mi mamá logró que fuera atendida, el primer estudio, la primera aguja, la segunda y perdí la cuenta, yo esperaba un buen diagnóstico. Hasta que el neurólogo dice Párkinson vs Temblor esencial, la verdad no tenía idea o no me llegó, pero mi mamá tenía la mirada de que iba a llorar en cualquier instante, y desde ahí supe que no era algo bueno, empezaron los medicamentos, los antidepresivos, los cambios de humor, los problemas, el llanto, la inseguridad, más medicamento y esa gota, se convirtió en una fuente, que hasta ahora no deja de derramar agua.
Este día me suena a otra pesadilla.
Hoy escribiré algo menos triste o deprimente para desahogarme. Hoy pondré algo que eh leído o eh podido razonar .
El cerebro humano inconscientemente recuerda las situaciones malas o las palabras en este caso también malas. Por ejemplo: Estas en un parque de niño, tus padres están ahí, juegas y comes todo lo que puedas, el pasto verde, el sol brillante, pero de repente caes del columpio provocando una fractura en tu pierna, tus padres están muy asustados, tú ya no recuerdas los juegos, las risas, el pasto, el sol, solo ese columpio y la dolorosa fractura que te impedirá jugar fútbol o correr como lo hacías antes, necesitas estar en cama un par de semanas, terapia para poder mover un poco mejor tú pierna al correr o jugar algún deporte.
Tu cerebro de inmediato atiende a las emociones y recuerdos de aquel día en el que tu pierna se vio afectada por un columpió. Evitas subirte a uno, vuelves a pensar en ese día. Ya lo bueno lo bloqueaste y solo queda lo que provoco tu fractura y dolor por semanas.
Así es constantemente con nuestra vida, inconscientemente no recuerdas mucho los momentos felices, recuerdas más los peores por que fueron los que más impacto tuvieron en tu vida.
Y lamentablemente me uno a esos recuerdos, me uno a recordar los momentos malos y borrar los buenos, por que me impactan o nos impactan tal vez unos días, unos meses, años o toda la vida.
Tal vez no podemos evitarlo, no podemos decirle a la vida que quite el daño o nos aleje de circunstancias malas, por que aunque parezca absurdo, la vida nos lleva a sus pies, nos da sus reglas, nos tiene un futuro.
Muchos dicen, “Pero podemos evitar algunas cosas”, claro que podemos evitar cosas, pero, que están a nuestro alcance, modificar nuestra manera de actuar, pensar, hablar, pero no podemos modificar lo que ya paso.
La vida es dura, nos enseña a ser fuertes sin pedirlo, nos da o quita cosas injustamente, nos cambia los planes.
Pero la vida así como nos quita y golpea, nos da cosas inigualables, perfectas, que no vemos por ese miedo o ese dolor que nos inunda.
“Maldigo la vida muchas veces, amo la vida las mismas veces”.
Pensamientos y más pensamientos.
Cuando era niña, yo quería ser perfecta para todos, especialmente para mi mamá; la verdad no me gustaba mucho el sentir esa presión, pero quería ser buena y aceptada para todos. El punto es, que crecería y evitar los malos comentarios hacia mi o tener al mundo como color rosa no duraria siempre. Las películas y cuentos no eran para nada a lo que muchos como yo, enfrentaríamos.
Hace unos días solo leí una parte de un libro sobre cómo encontrar la felicidad, (me desvíe del tema, pero es algo que quiero comentar), decía que nosotros guardamos aveces pequeñas palabras o sucesos que ocurrieron ya hace mucho tiempo, o tal vez poco, pero nos siguen afectando sin saber que lo hacen, provocándo un desequilibrio en nuestra vida, traumas o pensamientos. Entonces decía que recordará eso, y de inmediato se me vino a la mente los comentarios de mi familia, amigos, “Ella era diferente, era una niña buena, atenta, ahorradora, le gustaba ser alegre, buenas notas, buena amiga, chistosa”, pero mis padres hace poco comentaron, “Espero que sea la de antes”, “Así podrá volver” es lo que entendí con otras palabras menos formales. Entonces me hice una pregunta rara, ¿Por que extrañar a la antigua yo, acaso debo ser siempre la misma por más que la vida y mis decisiones sean ya totalmente distintas?. Mi respuesta fue, NO. No puedo torturarme más complaciendo a la gente, a mis padres por más amor que les tenga, se que ellos también han atravesado o atraviesan cómo otras personas y seres queridos, el dolor o incertidumbre de varios factores, que nos cambian, que nos hacen sentir un dolorcito en el pecho y entrar a un lugar donde nadie vea y soltar todo lo que eso nos lastima. Tal vez nadie lo dice, pero en mi caso me gusto mucho la observación de mi cuñada, (estoy viviendo con ella por un tiempo), ¿Estás enojada?, tú expresión cambio, tienes las mejillas rojas y la frente igual, como si lo estuvieras. Pensé “Al menos ella se da cuenta que lo hago cuando estoy triste o pensativa”, le explique un poco que la verdad estaba triste y unas cosas más.
Nunca me había recordado a mi misma con esa expresión, yo suelo tener un semblante algo común aveces, pero cuando me siento no se, triste mi semblante cambia y lo rojizo de mi cara se empieza a envolver en las mejillas y frente.
Cabe decir que muchas veces si siento enojo, pero no con las personas, si no, conmigo misma. Al cargar peso de tanto pensamiento y culpa.
Tal vez, en unos días pueda escribir algo motivador sin sentir que escribo solo para desahogarme de las penas, que al decir en verdad, me ayuda bastante.
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